Escucho, ya sin estupor, a un ministro de este Gobierno situar un equipo estadounidense de baloncesto a la altura de El Quijote de Cervantes (¿o sería el de Avellaneda?). Señores del Gobierno, señor presidente, va a ser difícil que el nivel cultural de los españoles emule el suyo. Quizá su excelsa preparación intelectual les permita, a ustedes y al señor Bush, elevar el fútbol o el baloncesto a la máxima expresión de cultura a que debe aspirar una nación, por ser ambos de 'interés general' para sus respectivos ciudadanos.
Aunque su política cultural de altos vuelos va calando en el imaginario de los españoles, aún estamos lejos de alcanzar su mismo grado de abstracción metafísica. Dejen, entonces, que disfrutemos en solitario y en silencio de su lectura, ajenos al ruido que ustedes provocan con sus profundos análisis literarios, con su sapiencia, con su inmensa cultura, con su alta política. ¿Vamos a más?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de julio de 2001