Este fin de semana, como todos los fines de semana, las carreteras se han cobrado varias vidas. Como siempre, se especula por las causas de tales accidentes y, como siempre, se achaca a factores que, en la mayoría de los casos, nada tienen que ver con las consecuencias de algunos accidentes. En concreto me refiero al accidente ocurrido en la llamada carretera de los pantanos, donde murió una familia completa, incluido un perro, en un choque frontal.
Se me pusieron los pelos de punta al ver la fotografía que presentaba en primera página EL PAÍS-Madrid, y me sorprendió que el cronista de dicha noticia achacara dicho accidente a una simple invasión del carril contrario (quizá por no decir que el conductor era un temerario), como también me sorprendió que los vecinos conocidos del conductor del vehículo causante del accidente mencionasen que era un conductor experimentado.
Pues bien, ni es una simple invasión de carril, ni el conductor podía ser muy buen conductor (nada que ver con la experiencia), puesto que en la fotografía mencionada se podía ver ¡nada menos que doble raya continua! A ningún buen conductor se le ocurre adelantar en raya continua. Repito, a ninguno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de julio de 2001