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OPINIÓN DEL LECTOR

Rostros ardientes

Con la llegada del verano, no sólo vienen las calores, también llegan a nuestros pueblos rostros quemados y cansados de niños que ven en Andalucía su segunda patria y en los andaluces sus segundos padres y hermanos.

Son los niños saharauis, esos que nacieron bajo el yugo de una guerra que los sometió a vivir, si se puede llamar vivir, en el peor desierto del mundo, en campamentos de refugiados. Sin agua, sin luz, sin casas... con el sofocante calor y las moscas como único animal de compañía.

Traen en sus rostros las penas y sufrimientos de un pueblo y durante dos meses conseguimos devolverles a sus labios las sonrisas de niños. Pero no podemos conformarnos con llevarles la alegría sólo en verano. Tenemos que luchar con ellos, porque tienen derecho a vivir en su país dignamente y en paz.

Basta ya de gobiernos tiranos que a unos los mata en el desierto y a otros en las aguas del Estrecho. En Andalucía debemos seguir dando ejemplo y si, entre otras cosas, me siento orgulloso de nuestro pueblo, es por haber agarrado con fuerza la bandera de la solidaridad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de julio de 2001