El Parlamento Europeo tiró ayer por tierra el trabajo de 12 años de duras negociaciones y deja a la Unión Europea con la sensación de que se pierde de nuevo un tiempo precioso en el camino de la construcción europea. El debate previo celebrado en la Cámara ya puso de manifiesto las grandes diferencias entre los grupos políticos y entre los países sobre la conveniencia de apoyar o no el acuerdo.
Esta situación llevó a los grupos mayoritarios (Popular y Socialista) a no tomar una decisión conjunta de voto, sino a dar libertad a sus eurodiputados. Entre los que han votado en contra se encuentran los partidos alemanes, austriacos, los populares franceses e italianos, los socialistas españoles, holandeses, belgas, luxemburgueses y griegos, así como el grupo de Izquierda Europea y algunos verdes.
A favor estaban los partidos británicos -tanto laboristas como conservadores-, los populares españoles, los socialistas franceses e italianos, el grupo de los liberales y los radicales italianos. Todos los países de la UE, a excepción de Alemania, habían confirmado su apoyo a la propuesta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de julio de 2001