'Me hizo mucha gracia el otro día, en una piscina pública de la Comunidad, un cartel que decía que el número máximo de bañistas era de seiscientos cuarenta y tantos', comenta Esteban. 'Yo no sé cómo se las arreglarán los bañistas y los vigilantes de piscinas para controlar este número de inmersiones en un espacio del tamaño de una piscina olímpica', afirma.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de julio de 2001