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TRIBUNA

Iguales derechos

Las organizaciones de gays y lesbianas han emprendido una campaña que exige reformas legales que permitan el matrimonio entre homosexuales. Cataluña, la primera comunidad de España que aprobó una ley para regular las parejas de hecho, ha sido también la primera en debatir a fondo esta reivindicación, aunque el bloque de centro derecha formado por Convergència i Unió (CiU) y el Partido Popular (PP) impidió que prosperara una moción en el Parlament que hubiera trasladado automáticamente el debate al Congreso de los Diputados, el único lugar donde puede reformarse el Código Civil. El portavoz del Partit dels Socialistes (PSC), Miquel Iceta, él mismo un activista gay y con pareja estable desde hace años, apeló desde el atril a la conciencia de los diputados, pero fue en vano. CiU y el PP consideran que aún no ha llegado el momento y que el camino es fomentar leyes para regular las parejas de hecho.

Convergència i Unió (CiU) y el Partido Popular (PP) impidieron que el Parlament de Catalunya se pronunciase a favor del matrimonio de las parejas homosexuales. El resultado habría sido otro si los diputados y diputadas de esos partidos hubiesen gozado de libertad de voto, tal como muchos querían.

La cuestión es la siguiente: ¿Las personas homosexuales han de tener los mismos derechos que el resto? ¿Creemos que sus relaciones de pareja merecen el mismo respeto que las otras? ¿Han de tener las parejas homosexuales, con o sin hijos, consideración de familias? Nuestra respuesta ha de ser positiva.

1. Por razones de justicia. Las personas homosexuales han de tener los mismos derechos que el resto de los ciudadanos.

2. Por razones de igual dignidad. Ya es hora de acabar para siempre con el menosprecio de gays y lesbianas, que han sido estigmatizados a menudo como enfermos o fruto de una aberración de la naturaleza, y han sufrido por ello persecución, marginación o discriminación.

3. Por razones de aceptación social. Según encuestas recientes, hoy son mayoría quienes aprueban el matrimonio de las parejas homosexuales.

Los argumentos a favor son claros. Es hora de discutir los argumentos en contra, que surgen del prejuicio de considerar a las personas homosexuales como titulares de menos derechos que las demás o bien de aducir dificultades legales basadas en que 'la Constitución no lo permite'.

El prejuicio homófobo es inaceptable en una sociedad avanzada. Es intolerable que aún haya quien pretenda discriminar a alguien por razón de su orientación sexual. Es un atentado a los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Por otra parte, la Constitución española es interpretable, y dice, en el artículo 32.1, que el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio. Genéricamente, hombres y mujeres, y no dice 'entre sí'.

Superado el actual dominio conservador, el Congreso de los Diputados aprobará el derecho de las parejas homosexuales a contraer matrimonio, y no será el Tribunal Constitucional el que lo cuestione. Lo harán quienes discreparon de la propia Constitución, de la ley del divorcio, de la despenalización del aborto e incluso del uso del preservativo.

Miquel Iceta Llorens, portavoz del PSC y diputado en el Parlament.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 8 de julio de 2001