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Un encierro limpio, rápido y sin heridos graves

El cuarto encierro de los sanfermines iluminó las calles de Pamplona con algunas de las más templadas carreras que se han visto este año. En poco menos de tres minutos, los toros de Jandilla alcanzaron la plaza con fe ciega en el engaño que servían los corredores con sus cuerpos. El primer tramo, hasta la curva de Estafeta, discurrió con la manada agrupada y con las ya clásicas carreras como fogonazos, cortas y rápidas. De este punto hasta el final, el grupo se abrió y a milímetros de las astas se fueron enganchando las espaldas. No hubo cornadas, aunque sí dos heridos: una fractura en el pie y un esguince.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de julio de 2001