Elián González, el niño balsero que sirvió de excusa para otro pulso diplomático entre Cuba y EE UU, reapareció por primera vez ayer en público en un acto celebrado en La Habana frente a la sección de intereses de Washington. Desde las manifestaciones organizadas hace un año por el régimen cuando regresó el niño de siete años, su privacidad había sido celosamente guardada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de julio de 2001