El comandante jefe de las tropas rusas en Chechenia ha reconocido que sus hombres cometieron 'crímenes generalizados' entre la población civil de la república rebelde durante dos días de terror a principios de julio. Mil quinientos residentes de dos aldeas chechenas fueron detenidos y sometidos a palizas y descargas eléctricas, y sus casas fueron saqueadas tras la explosión de varias minas que mataron a algunos soldados rusos.
El teniente general Vladímir Moltenskoi reunió a sus oficiales en la base rusa de Jankala, cercana a Grozni, y delante de periodistas rusos hizo una rara autocrítica del comportamiento del Ejército. 'Quienes registraron las aldeas [Asinovskaya y Sernovodsk] lo hicieron de manera ilegal, cometieron numerosas atrocidades y luego hicieron como si no supieran nada, dijo el general, según la agencia Itar-Tass.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de julio de 2001