Los seis días terribles del Tour 2001 se abren con una tripleta de leyenda: la Madeleine eterna, el Glandon intermedio y, sobre todo, Alpe d'Huez (1.860 metros). Puro mito. Pura historia, con sus 21 curvas y una subida de 13 kilómetros con una pendiente media del 8,4% que dirá la primera palabra de la carrera. A unos les dejará intactos, dispuestos a seguir el maratón montañoso. A otros les parará o les dará un primer aviso de que este Tour no está hecho a su medida. Será el lugar donde las sospechas empiecen a convertirse en certezas. Es la etapa de los indicios fiables.
Después de llanear durante casi 2.000 kilómetros, llega el mazazo. Algunos lo acusarán. Y más si se tienen en cuenta las características de Alpe d'Huez. Habla un experto, Guerini (Telekom), el último ganador allí, hace dos años: 'Los primeros dos kilómetros tienen mucha dificultad. Luego hay que seguir al ritmo justo. Si se empieza a tope es fácil quedarse clavado enseguida'.
Alpe d'Huez, pese al mito, no deja de ser la primera meta en el Tour más montañoso y más concentrado de los últimos años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de julio de 2001