'El centro de Madrid se ha convertido, por obra y gracia de la desplanificación municipal, en un calvario sin paliativos para conductores y transeúntes', dice, con enojo, Enrique. '¿Cómo es posible que la calle de Alcalá desde su esquinazo con Gran Vía, la de Cedaceros, la plaza de Ramales y mil otras arterias cruciales del cogollo central de la ciudad sean puestas en obras simultáneamente?'. 'Me pregunto', añade, 'si realmente lo que desean es incordiar o es que se trata de convertir el centro en un lugar de paso imposible, sin planificación alguna de tanta zanja abierta sobre las calles'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de julio de 2001