En Rianxo, su Viladomar literaria, se celebraron ayer los actos de clausura del centenario de Manuel Antonio, su poeta contemporáneo por excelencia. Un exponente de la vanguardia peninsular y de la poesía en lengua gallega. Treinta años tenía al morir. Cuando el esperado suceso se produjo, sólo se conocía un poemario. De catro a catro. Follas dun diario de abordo (1928), dedicado al oscuro capitán que se había atrevido a enrolar a aquel 'místico de la navegación a vela', piloto en practicas (que tantos estudios había iniciado, sin rematar ninguno). Cuarenta años más tarde, se produjo otro acontecimiento, gozoso y desdichado. De manera confusa, comenzamos a conocer distintos inéditos, aún hoy sólo en parte publicados. Dignos de él, nada añadían a la valoración del poeta; pero renovaron el interés por el personaje.
El único Manuel Antonio que conocemos con relativa seguridad es el iconográfico. Como los grandes poetas románticos, supo crear su leyenda, su atmósfera y su mundo. Arosano, como Valle-Inclán, sólo a él puede parangonarse en este aspecto. Después de lucir durante toda la niñez hábitos de san Antonio, fue antoniano y legetimista de don Jaime hasta bien entrada la juventud. Como éste y Valle-Inclán, se pasó de la causa germanófila a la aliadófila en la Primera Guerra Mundial. En la transición, quien luciera la boina roja del requeté contra la República Portuguesa (Comedia Lusitana, le decían), se volvió a favor de ella y de la República Española. Quemó así, como antidinástico de toda la vida, converso al republicanismo, la bandera de la España monárquica alfonsina. Alzado contra esa Monarquía, centralizada y unitarista, militó con intensidad en el movimiento patriótico galleguista y utilizó el gallego como única lengua de creación. En los últimos versos que conocemos proclamaba, con Walt Withman, la supremacía internacional del capitán Amundsen, gritando Tierra y Libertad en mar abierto ('isla de agua, rodeada de cielo por todas partes').
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de julio de 2001