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CARTAS AL DIRECTOR

¿Altamira mítica, Altamira falsa?

En respuesta al artículo Altamira mítica, de M. González Morales, cuya opinión respeto, querría aportar mi visión de visitante y turista que estuvo en Altamira hace unos meses y se vino sin ver las cuevas. Ver la réplica hubiese sido mejor.

En mi opinión, la única diferencia entre las réplicas y los originales es un esnobismo del tipo 'es un original auténtico' o 'es de marca'.

Ni yo ni un altísimo porcentaje de españoles sabemos distinguir una copia de un original, y creo, por tanto, que al turista (yo el primero) que gasta y toca y fotografía originales se le deben ofrecer copias, dejando los originales para los estudiosos que sepan de verdad apreciar y cuidar las obras 'auténticas'.

Que, como dice M. González, la reproducción de Altamira es un parque temático, bien; que le sacan mucho dinero, mejor; que no produce la misma sensación que el original, repito, puro esnobismo decadente de niño rico. Reproducciones que acerquen el arte al pueblo parecen una solución más educativa y rentable que ofrecer nuestro patrimonio a turistas de cámaras y manos largas. Por mi parte, ahora que hay una copia de las cuevas, pediría el cierre de las originales, salvo para casos justificadísimos.

Es muy triste que un catedrático de Prehistoria escriba este tipo de cosas. Le ruego, por tanto, que reflexione sobre su artículo.

Dijo Miró que el arte estaba en decadencia desde Altamira, pero seguramente sea el hombre el que está en decadencia desde hace 14.000 años.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de julio de 2001