Sobre la lámina de agua del Balcón al Mar ya pende una de las dos gigantescas hojas del puente levadizo que unirá los muelles de cierre de la dársena interior del puerto de Valencia. Una vez construidos los enormes cajones de cemento, de hasta 20 metros de profundidad, que acogerán los contrapesos del puente, la constructora instala esta semana una de las dos piezas basculantes, por lo que el acceso a la dársena quedará limitado a pequeñas embarcaciones. La segunda hoja del que será uno de los mayores puentes ferroviarios levadizos del mundo no se colocará hasta finales de agosto. Se prevé que tras la inauguración de la infraestructura, en septiembre, se permita también el paso de camiones. Pero hasta que no se haga el acceso norte por carretera al puerto, el proyecto lúdico del Balcón al Mar no será una realidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de julio de 2001