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Unos butroneros roban de una joyería de Sevilla 200 millones en alhajas

La alarma sonó durante varias horas en la tarde del domingo

En el periodo de tiempo que va desde que José Antonio Román echó la persiana a la puerta de su establecimiento a las dos de la tarde del sábado, hasta que a primera hora del lunes encontró todos los estantes y cajas de joyas vacíos, una banda realizó un robo preciso, meticuloso y multimillonario. Pero en realidad el atraco empezó mucho antes. Preparar algo tan al milímetro lleva su tiempo.

Desde la policía se destacaba ayer la naturaleza 'profesional' del robo, cuyos principales detalles adelantó en su edición del martes el diario Abc. La joyería Román está en la calle de Rioja, en pleno centro comercial de Sevilla, una zona repleta de personas que van y vienen a diario, pero totalmente vacía los fines de semana, sobre todo en verano.

Según los investigadores, los ladrones forzaron el candado de una de las verjas que cierran las bocas del comercial (hay desde oficinas de banca a sex-shops) Pasaje Ateneo. Lo sustituyeron por uno idéntico para no levantar sospechas.

Posteriormente, forzaron la puerta de la sala de contadores de un edificio de oficinas contiguo a la joyería. Una vez allí, con una taladradora neumática excavaron un butrón hasta el sótano de una zapatería. Agujerearon otra pared y llegaron (al tercer intento) al cuarto de baño de la joyería.

Después reventaron una a una las distintas cajas de seguridad y de caudales, alrededor de 60, y se lo llevaron 'todo, hasta lo que no tenía casi valor', según aseguraba ayer José Antonio Román, que calculó que el coste de lo robado podría acercarse a los 200 millones, aunque serán los peritos de los seguros los que fijen una cifra. Las cajas de las joyas aparecieron vacías en el sótano de la zapatería. Una acción limpia y sin ruido.

La policía no se atreve a fijar la hora del robo. Sólo se sabe que la alarma de la joyería empezó a aullar alrededor de las dos de la tarde del domingo y así siguió varias horas. Una pareja de la Policía Local acudió tras las protestas de un vecino, pero al ver la entrada principal intacta, todo se achacó a un fallo de la alarma, conocida por saltar a destiempo. Por lo tanto, la Policía no cree que necesariamente ésa sea la hora del atraco.

Los ladrones habían cortado la comunicación telefónica de la alarma con una empresa de seguridad y se llevaron las cintas de los vídeos de seguridad. Las investigaciones apuntan a una banda de fuera de Sevilla, que, a juzgar por los detalles, seguramente hasta fueron clientes del establecimiento que desvalijaron.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de julio de 2001