El Etna, único volcán activo de Europa, continúa sembrando la alarma entre la población y la fascinación entre los turistas con su erupción más violenta de los últimos 30 años, mientras los expertos insisten en que la lava no amenaza por el momento a los centros habitados. La colada que presenta un mayor peligro y que se encuentra ya a cuatro kilómetros de la localidad de Nicolosi, de 6.000 habitantes y la más cercana al volcán, ha reducido su velocidad en las últimas horas, según los vulcanólogos. Esta ralentización se debe a que la lava, expulsada desde un cráter situado a 2.100 metros de altitud, se ha estancado al llegar a un pequeño valle situado a 1.000 metros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de julio de 2001