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Reportaje:AJEDREZ

Kaspárov y la FIDE se acercan

El 'número uno' habla con directivos y acepta jugar con la selección europea

Por ahora no es más que un acercamiento cauteloso, pero muy sorprendente. Gari Kaspárov ha aceptado su inclusión en la selección de Europa que se enfrentará a la de Asia en septiembre tras dialogar con varios directivos de la Unión Europea de Ajedrez (ECU) y de la Federación Internacional (FIDE), con la que mantiene pésimas relaciones desde hace años. Por otro lado, el número uno se muestra poco entusiasta sobre los proyectos de Brain Games, la empresa organizadora del Mundial oficioso que perdió ante Vladímir Krámnik.

Preguntado ayer por EL PAÍS, Kaspárov se mostró cáustico y lacónico en cuanto a su acuerdo con la ECU: “Si usted quiere deducir que me estoy acercando a la FIDE, es libre de hacerlo”. Y tampoco fue muy expresivo sobre el Torneo de Candidatos que Brain Games anuncia para julio de 2002 en Dortmund: “No he recibido aún ninguna invitación de esa empresa. Por tanto, no tengo por qué hablar de ello”.

Owen Williams, apoderado de Kaspárov, fue algo más explícito desde su oficina en Palm Beach (EE UU): “El duelo Europa-Asia, que se disputará del 15 al 19 de septiembre en Batumi (Georgia), ocupa en el calendario de Gari un lugar que había quedado libre por el aplazamiento al año próximo del torneo que [el mecenas holandés] Bessel Kok proyecta en Amsterdam. Además, la oferta económica es buena; está al nivel de los honorarios habituales”. Williams también recordó que Kaspárov ya jugó en marzo la Copa del Mundo de partidas rápidas en Cannes, organizada por la Federación Francesa, una de las 160 afiliadas a la FIDE.

Otras fuentes consultadas, de diversa procedencia, confirmaron sin embargo lo que indica el sentido común: los contactos recientes de Kaspárov con altos directivos del ajedrez no se limitan a los que mantuvo con el esloveno Borís Kutin, presidente de la ECU (asociada a la FIDE), para el encuentro de Batumi. También ha hablado con miembros destacados de la FIDE. Dado que el ruso tiene una opinión pésima del presidente, su compatriota Kirsán Iliumyínov, así como de varios de sus colaboradores, y que difícilmente hablaría con directivos de segunda fila, la lógica apunta hacia el nigeriano Emmanuel Omuku, director ejecutivo de la FIDE, como su probable interlocutor. Omuku no contestó ayer a un mensaje enviado por este diario para conocer su opinión.

Momento crítico

La FIDE atraviesa un momento muy crítico. Su solvencia económica depende básicamente del dinero que aporta o gestiona Iliumyínov, quien también preside la república autónoma de Kalmikia, situada en las estribaciones del Cáucaso, además de dirigir importantes negocios petrolíferos. Kaspárov sostiene desde hace años que la FIDE quebrará tan pronto como Iliumyínov se canse del ajedrez o caiga en desgracia por los remolinos de la turbulenta política rusa; y asegura que el dinero (casi 600 millones de pesetas) para financiar los premios del Mundial de la FIDE no es trigo limpio.

La designación de la sede para el próximo Mundial –el actual campeón es el indio Viswanathan Anand- estaba prevista para hace un mes. A primeros de julio, Iliumyínov se dio una prórroga de tres semanas, que ya ha caducado sin noticias ni explicaciones, para que fructificase su negociación con el Gobierno de Emiratos Árabes Unidos. La negativa de Kaspárov y Krámnik a disputar el Mundial de la FIDE, así como la imagen oscura y poco profesional que proyecta este organismo, son los principales inconvenientes para lograr la autofinanciación.

En su huida hacia delante para explotar sus derechos, la FIDE ha creado la empresa FIDE Comercio, presidida por otro magnate, Artiom Tarásov, residente en Londres, que se autodefine como “el primer multimillonario de la nueva Rusia”. A su vez, FIDE Comercio ha firmado un acuerdo con la multinacional Octagon, especializada en el deporte profesional. Los dos objetivos principales son la rentabilidad del Mundial y la creación de un Gran Premio, similar al del automovilismo. Pero, hasta el momento, esas iniciativas sólo han dado palabras grandilocuentes y juegos de farol, sin resultados palpables. Ni siquiera la entrada de la FIDE en el Comité Olímpico Internacional se ha traducido en algo concreto: la inclusión del ajedrez en los Juegos es, de momento, un sueño sin fecha.

Garantizar premios

Si a ello se añade el reciente anuncio de Brain Games sobre la continuidad del Mundial oficioso, Iliumyínov está obligado a garantizar de nuevo los premios del Mundial oficial para que la FIDE no pierda su escasa credibilidad. Varias personas sondeadas por la FIDE como potenciales organizadores o patrocinadores del Mundial se asustan cuando ven que el presupuesto global (premios más gastos de organización) ronda los 1.000 millones de pesetas. Y el temor se agranda cuando ven que buena parte de esa cantidad va destinada a pagar los honorarios y cuantiosos gastos de los “oficiales” (directivos de la FIDE, miembros del Comité de Apelación, etcétera). El reglamento del Mundial ya no incluye una cláusula escandalosa que hizo furor en los años ochenta: “Los oficiales podrán comer y beber cuanto quieran, donde quieran y cuando quieran a costa del Comité Organizador”; pero el espíritu de las normas es similar.

Tanto que, según algunas fuentes, el reciente torneo de Astaná (Kazajstán), donde Kaspárov triunfó tras ganar a Krámnik en la última ronda, fue una curiosa derivación de una iniciativa de Iliumyínov, quien intentó convencer a los organizadores para que pidiesen la sede del Mundial. Al darse cuenta de que podían albergar un torneo de élite por mucho menos dinero, los kazajos llamaron a Kaspárov y Krámnik. Las mismas fuentes señalan que, además de la opción de Emiratos Árabes, Iliumyínov negocia ahora con el Gobierno de Turkmenistán, justo en la zona geográfica donde fluye el petróleo que él administra.

Para salir del caos y recuperar el tremendo poder que le daba su título mundial, por muy oficioso que fuera, Kaspárov ansía un duelo directo de revancha con Krámnik, sin disputar el Torneo de Candidatos de Brain Games. Pero esa idea no es popular porque contribuiría a ahondar el cisma. Kaspárov no hace ascos a la alternativa de un torneo triangular con Anand, pero éste tendría un serio problema para aceptar que ese torneo se denomine “Campeonato del Mundo”, porque está ligado a la FIDE por un contrato. Tal vez esté ahí la clave de la última jugada de Kaspárov: mal que le pese, no puede ignorar del todo a la FIDE.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de julio de 2001