Carretera de A Coruña dirección Madrid. Cualquier día por la mañana. Un automóvil viaja a 120 kilómetros por hora por el carril derecho, cuando se decide a adelantar a algún camión con carga (los que van vacíos siempre lo adelantan a él) y pasa al carril central. El resto de los conductores se empeñan en tratar de que se aparte nuestro osado protagonista dando luces e incluso tocando el claxon, para permitirles rodar más rápido, a 130, 150, 180 kilómetros por hora, lo normal.
Bien, pues es amigo mío. Nunca supera el límite de velocidad permitido en autopista, incluso se atreve a rodar a menos de 60 kilómetros por hora cuando atraviesa una ciudad y circula máximo a 90 en carretera. Es cierto. Él piensa que tiene derecho a rodar a velocidad legal en las vías públicas de nuestro país.
Si creen que miento, sólo tienen que estar atentos cualquier día por la mañana en la carretera de A Coruña dirección Madrid: para verlo pasar, no tienen pérdida, sólo mi amigo atiende la norma de 120 kilómetros por hora. Por cierto, no busquen a un viejecito a bordo de un seiscientos. Tiene 33 años y conduce un BMW.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de julio de 2001