Las pretensiones de beneficios exagerados por parte de algunos directivos, la falta de eficacia en la gestión y la rebeldía de Gari Kaspárov y Vladímir Krámnik han provocado una situación cercana al pánico en la Federación Internacional (FIDE). Este organismo lanza una solicitud urgente de ofertas para el Mundial: hasta hace un mes pedía más de 800 millones de pesetas para lograr una sede; ahora se conforma con 80, como máximo.
El belga Willy Iclicki, miembro del comité ejecutivo de la FIDE y presidente de la comisión para el Campeonato del Mundo, habló ayer telefónicamente con EL PAÍS desde su domicilio en Jerusalén: "Las conversaciones con el Gobierno de Emiratos Árabes no han fructificado en cuanto a la sede del Mundial, aunque sí está interesado en un torneo del Gran Premio para 2002. Ahora sufrimos apuros de tiempo porque necesitamos encontrar rápidamente, en un mes, una buena sede para el Mundial", que se disputará en dos fases: la primera, hasta las semifinales, del 25 de noviembre al 12 de diciembre; la final, del 2 al 12 de enero.
Iclicki dio a entender que tres ciudades europeas han mostrado cierto interés, pero ninguna en firme. Las indagaciones realizadas por este diario en otras fuentes permiten deducir que el presidente de la FIDE, el ruso Kirsán Iliumyínov, guarda la opción de Moscú para una eventual emergencia, y que las otras dos se sitúan en los Balcanes y en Europa occidental. Iclicki descartó la barajada alternativa de Turkmenistán: "Es cierto que mostraron interés hace varios meses. Pero Kazajstán organizó entonces el torneo de élite con Kaspárov y Krámnik, y los turkmenos perdieron la ilusión de ser el primer país del Asia Central en albergar un gran torneo".
También recalcó que Iliumyínov garantiza, una vez más, una bolsa de premios superior a los 600 millones de pesetas: 2,6 millones de dólares para el Mundial masculino y 450.000 para el femenino. Por tanto, la ciudad organizadora sólo debe aportar el presupuesto para cubrir los gastos, que Iclicki fija en no más de 400.000 dólares: "Incluso es posible que esa cantidad pueda rebajarse sustancialmente. Por ejemplo, si no hay que pagar el alquiler de la sala de juego, o si se consiguen acuerdos favorables con un hotel y una agencia de viajes", agregó. Aunque los 192 jugadores (128 hombres y 64 mujeres) deben pagarse sus gastos, la organización corre a cargo del viaje, la estancia y los honorarios de 25 "oficiales" (directivos de la FIDE, miembros del Comité de Apelación, árbitros, etcétera). Los costes indicados por Iclicki parecen razonables y están muy lejos de los que exigían otros directivos de la FIDE hasta hace poco: según ellos, el presupuesto total, incluidos los premios y los gastos de las dos fases y de los dos torneos, estaba entre los 800 y los 1.000 millones de pesetas.
Una de las personas que se asustaron al escuchar esas cantidades fue Javier Ochoa de Echagüen, presidente de la Federación Española, quien ayer habló con Iclicki para estudiar el nuevo planteamiento. "Recibir una oferta de España nos gustaría especialmente porque es uno de los países más activos del mundo en ajedrez, cuenta con muy buenos organizadores y ofrece garantías en cuanto a la repercusión social del campeonato", afirmó el directivo de la FIDE.
Iclicki confirmó que la FIDE mantiene un "diálogo fluido" con Kaspárov (ver EL PAÍS del 26 y 27 de julio): "Desde que perdió su título mundial [oficioso] es bastante más flexible en sus opiniones, lo que facilita el intercambio de ideas. Pero todavía no hemos llegado a ningún acuerdo". También se mostró optimista sobre la inclusión del ajedrez en los Juegos Olímpicos, con preferencia por los de invierno: "El asunto estaba previsto para la reciente Asamblea de Moscú, pero las elecciones para suceder a Samaranch postergaron su discusión hasta septiembre. Mi impresión personal es que tanto el ajedrez como el bridge serán deportes olímpicos más pronto que tarde", concluyó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de julio de 2001