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OPINIÓN DEL LECTOR

El alcalde y el aparcamiento

Estamos cumpliendo con una obligación moral de reaccionar ante la monstruosidad de cortar (otra vez) árboles para dejar sitio a un aparcamiento y esta vez en un lugar emblemático de Sevilla, la Alameda de Hércules. Estos álamos tan hermosos sacan sus fuerzas de la abundancia de agua que rezuma el subsuelo. Ubicar en este sitio un parking es la destrucción de un patrimonio, una aberración.

No hay que ser muy listo para saber de antemano que el contratista dirá muy pronto que el presupuesto no llega porque se han encontrado dificultades técnicas. Pero a los amiguitos constructores, no hay que defraudarles.

Para desahogar el tráfico entrante que, de todas maneras, colapsaría en la calle Calatrava. La mejor ubicación para un aparcamiento es Torneo, en donde dejar el coche es toda una proeza. No le vendría tampoco nada mal a Isla Mágica.

¿Dónde están la participación o la consulta o el estudio que analiza los impactos financieros, tecnológicos y socioeconómicos de esta tropelía? Al haber sido rechazado en plenos anteriores, terminó por ser aprobado subrepticiamente en un pleno la realización del parking de la Alameda como una frase escondida detrás del reasfaltado de una calle.

Una administración autoritaria va en contra de las últimas tendencias europeas de conceder más poderes de decisiones a 'los expertos' usuarios de la Alameda, es decir de la gente que conoce las posibilidades locales y los obstáculos al cambio, cambios que dependen de ellos, de sus actividades, ahora y en el futuro.

El Ayuntamiento no quiere a los actuales ocupantes de la Alameda y de sus entornos. Quieren otros. El dominguero mercadillo tiene los días contados, la movida nocturna está bajo observación policial, la especulación inmobiliaria echa diariamente a los más débiles económicamente. Es un atentado generalizado a una identidad cultural. De esas que no deben nada en el Ayuntamiento. Nada nuevo bajo el sol, pero uno no puede acostumbrarse.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de julio de 2001