El número de nacimientos de madres extranjeras que se produjeron en la Comunidad de Madrid el año pasado creció tanto como los alumbramientos de mujeres madrileñas en el mismo periodo, situándose cada uno de estos índices en unos 2.000 alumbramientos más que los registrados en 1999. El 11,6% del total de los partos de la región fueron el año pasado de inmigrantes.
Así lo puso de manifiesto ayer el gerente del Instituto de Estadística del Gobierno regional, Felipe Balsega, durante la presentación del primer callejero en el que se recogen los datos urbanos de los 179 municipios de la región, editado bajo el formato de CD-Rom.
Según los datos provisionales de los que dispone dicho organismo durante el año 2000, en total, se produjeron cerca de 56.000 nacimientos en la región, respecto a los casi 52.000 registrados el año anterior. Así, de los 4.000 alumbramientos más que se produjeron durante el pasado año, unos 2.000 fueron de madres españolas y otros tantos de extranjeras.
De este modo, el Instituto de Estadística contabiliza, durante el año 20000, más de 49.300 partos de madres españolas que viven en la región, frente a los casi 6.500 de madres extranjeras. Este último dato supone el 11,6% del total de alumbramientos registrados en la Comunidad de Madrid y casi tres puntos más que en 1999.
Además, desde el año 1995, el número total de alumbramientos que han tenido lugar en la región ha aumentado en cerca de 9.000, pasando de los aproximadamentet 47.000 de hace seis años a los cerca de 56.000 del pasado año. No obstante, Balsega explicó que este crecimiento no ha sido homogéneo en todos los municipios de la región, ya que ha habido algunos que sí registraron un aumento en el número de nacimientos y otros que experimentaron un descenso, como es el caso de Fuenlabrada.
Para el Instituto de Estadística, estos datos se traducen en una evolución de la edad media de envejecimiento de los habitantes de las distintas localidades de la región, aunque también se da el caso de los municipios que mantienen fijo este índice, como Griñón, que lleva diez años sin variar su tasa de envejecimiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de julio de 2001