Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

Sin excusa

No hace demasiado tiempo, en una región llamada Andalucía, cálida, hermosa, sugerente, divina... dirigía las escuelas un señor de porte elegante y apellido italiano de cuyo nombre no quiero acordarme. A este caballero, sumido en la hoguera de las vanidades, el que el jefe de los jefecillos -de los secretarios, de los vicesecretarios, de los ayudantes de cámara, de los vicealmirantes...- no quiso que repitiese la tarea de dirigir la educación y le sustituyó por una señora menos dada a actuar de vedette. Este caballero que dirigía los destinos de los colegios de esta comunidad pionera ¿?, con el visto bueno de los representantes liberados ( los que no trabajan en los colegios), para no responsabilizarse de su incompetencia, culpaba de todos los males al tesorero de un lugar, más allá de los despeñaperros, donde ahora vive Zidane, que además tenía el defecto de no saber contar, porque dejaba a muchos andaluces y andaluzas fuera del cómputo. Entre los jefes de uno y otro bando apenas se hablaban. Pero por lo visto, los dos bandos, después de la llegada al pueblo de Zidane de un señor leonés, muy amigo de alcanzar acuerdos, se ha firmado la paz. Las cuentas ahora salen. Todo el mundo está contento. Se felicitan, se estrechan manos, brindan, saltan, montan en globo... Pero, en este momento idílico llega la memoria de los profesores de centros concertados. Madrid ha dado el dinero. ¿Dónde está ahora el problema para la homologación del profesorado? Ojalá ese viejo adagio castellano 'la mentira tiene las piernas muy cortas' no sea aplicable a quienes con la excusa de la falta de financiación permitían que una ley orgánica no se llevase a efecto. En octubre la Administración educativa y los sindicatos tienen la palabra. ¿Seguirán la parodia?-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de julio de 2001