Cual no sería mi sorpresa al recibir la factura de Telefónica inflada de llamadas locales. El teléfono en cuestión es de mi puesto de trabajo, trabajo sola, y además trabajo con otro operador. Según la factura estas llamadas han sido hechas, entre otros días, en Semana Santa, Lunes de Pascua, primero de mayo y siete domingos, según la misma factura, me he pasado los días de fiesta trabajando y hablando.
Todo ello lo he podido comprobar y reclamar gracias a la nueva factura detallada según el slogan 'En sus manos, una factura clara como el agua' que me ha sabido a vinagre pues la respuesta es que todo es correcto después de la comprobación del buen funcionamiento de los procesos de facturación. Me siento estafada, humillada y no puedo dejar de pensar en la cantidad de veces que me habrá ocurrido esto. A los usuarios no nos queda más remedio que pagar si queremos tener la línea y por supuesto tenemos también el recurso del pataleo y ellos a repartir los stock options.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de julio de 2001