Otra vez apareció José María Gutiérrez Guti para poner el pie en el lugar preciso y aprovecharse de una asistencia de Luis Figo. Como en la temporada pasada, el ex media punta madridista se mostró ayer, en Alicante, como un artillero efectivo. A la salida de una falta desde la derecha, y tras un rechace del portero Vercountre, el canterano armó el pie y empujó la bola antes de que su marcador se enterase de que le tenía a sus espaldas.
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En la Liga 2000-2001 Guti marcó 14 goles (25 metió Raúl, máximo goleador del campeonato) que lo consagraron como un animal de área: rápido para disparar, fuerte para aguantar a los centrales, potente en el salto y limpio en la pegada de zurda, con timing para interceptar centros y poseedor de un agudo sentido de la ubicación.
El descubrimiento de sus dotes técnicas de delantero -ante sí y ante el gran público- coincidieron con el establecimiento que le proporcionó el matrimonio y el nacimiento de su hija Zaira. Así, cuando Fernando Morientes cayó en una serie de lesiones crónicas de pubis que le mantuvieron de recuperación en recuperación fallida, Guti fue el elegido por Del Bosque para hacerse cargo del puesto de delantero centro de modo interino. Y acertó.
Guti no le falló a su entrenador, a quien le une una larga relación de maestro a discípulo. Sin posibilidades de hacerse con un lugar en el medio campo, en el puesto de organizador que siempre quiso desempeñar, Guti se adelantó a la punta y desató los celos competitivos de un Morientes que vio cómo desde la plantilla se le alzaba un inesperado competidor en su zona natural. Hasta entonces, y desde que Anelka fue traspasado al PSG el año pasado, Morientes era el único candidato. Desde hace un año, y ayer se confirmó, para nueve también está Guti.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de agosto de 2001