En plena madrugada, a las 3.50, un Ford Fiesta que circulaba por la CV-10 Vilavella-La Jana, en el término municipal de Onda (Castellón) invadió el carril contrario y chocó frontalmente contra un Opel Astra ocupado por un matrimonio, Pedro M. Y., de 41 años y María Ángeles O. B., de 40, y el padre de la mujer, Miguel O.F., de 71 años. Esta familia volvía del hospital General de Castellón, al que habían acudido por una urgencia. En la calzada no quedó marca alguna de frenazos por lo que, en un primer momento, se apuntó a la somnolencia de Pla. El accidente ocurrió en un punto de buena visibilidad.
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Los padres de Javier Ramón Pla fueron avisados por la Guardia Civil. Acudieron al domicilio que su hijo compartía con su prometida, pero nadie respondió. Por ello, entraron en contacto con sus futuros consuegros para que dieran la noticia a la joven del fallecimiento de su prometido, con quien tenía previsto casarse el 18 de agosto. Los padres de Desiré Arán, de 24 años, acudieron a la vivienda donde ésta vivía junto con su hijo de 2 años, fruto de una relación anterior. Allí hallaron el cadáver de la joven tendido en la cama con varias cuchilladas en el abdomen.
La subdelegación del Gobierno en Castellón rechazó ofrecer cualquier conjetura sobre el caso, aunque el subdelegado, Vicente Sánchez Peral, habló del accidente como de algo "ligado" al hallazgo del cadáver. El hermano de la víctima, Óscar, negó que las relaciones de la pareja se hubiesen enturbiado, pero no pudo dejar de sugerir la relación entre el crimen y el accidente. La Guardia Civil maneja la posibilidad de que el hombre matara a su compañera y, posteriormente, sin rumbo, circulara con su vehículo hasta que se produjo la colisión. La determinación de la hora de la muerte de la joven resultará crucial para esclarecer el suceso. La Guardia Civil registró el turismo de Javier Pla en busca de pistas sobre el crimen, aunque el cuchillo con el que se produjo el apuñalamiento fue hallado en la misma vivienda.
La pareja vivía en la calle de Sant Francesc de Vinaròs. Los vecinos los describen como una pareja normal. Desiré trabajaba como cajera en un Todo a 100, mientras que Javier lo hacía en una fábrica de muebles en Ulldecona, municipio próximo. En las últimas semanas habían notado en ella una delgadez llamativa. Los vecinos no recuerdan haber oído nada la noche del crimen. Tan sólo un portazo a medianoche.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de agosto de 2001