De todas las reuniones que se han celebrado en el último mes, sólo quedan buenas palabras y mejores intenciones. Hasta el momento, todos los compromisos adquiridos son sólo verbales. No hay nada por escrito, ni confirmación presupuestaria alguna, que al final de cuentas es lo que importa. Entre las promesas del Consell y las de los Ayuntamientos de Alicante y Sant Vicent del Raspeig, en conjunto, han ofrecido 1.000.000 de metros cuadrados para ampliar el campus. El alcalde de Alicante anunció que dará el permiso para que, junto a los dos primeros edificios del frustrado Medpark se construyan antes de finalizar este ejercicio nuevos edificios de investigación.
El rector Salvador Ordóñez prefiere evitar, por ahora, herir susceptibilidades y elude mencionar el nombre de Medpark. 'La denominación es lo que menos importa', recalca. Pero, al mismo tiempo, hace camino al andar, y vende a todos los cargos del PP que últimamente se vuelcan en la Universidad los detalles del proyecto de creación de 'un área de experimentación industrial anexa al campus' como embrión de un futuro parque científico. 'La diferencia es conceptual, no de planteamiento', matiza Ordóñez quien descarta resucitar el Medpark: 'Nosotros no lo hemos matado nunca, por tanto no hay que hablar de resurrección'. El sucesor de Andrés Pedreño, sin embargo, ha subrayado por activa y por pasiva que la filosofía de un proyecto como Medpark 'es irrenunciable' para los académicos. Es evidente que la Universidad goza ahora del apoyo institucional que durante cinco años le han negado. Hasta el extremo que Zaplana ha pedido estar en la inauguración del curso. Queda por saber si Ordóñez cederá la presidencia del acto, saltándose el protocolo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de agosto de 2001