Como aficionado al jazz, me dirijo a usted para agradecerle sus puntuales reportajes sobre los festivales veraniegos de Vitoria y San Sebastián. Como aficionado al jazz que reside en Andalucía (La Herradura, Almuñécar, Granada), le tengo que agradecer también el silencio absoluto con el que tratan a los festivales de esta región (Lucena, Cádiz o el más antiguo de todos: Jazz en la Costa), a los que apenas dedican unas líneas, y en su suplemento andaluz.
Noto que si los Marsalis pasan por el Norte o Madrid, o si Meldahu toca en alguno de estos festivales, estos artistas son merecedores de toda su atención, y de absolutamente ninguna si lo hacen aquí (todos lo han hecho). Y se lo agradezco porque, cuando ustedes descubren paraísos, como los del cabo de Gata, dejan inmediatamente de serlo. Su silencio nos permite seguir disfrutando plenamente y en paz de la no existencia del Sur para el país del jazz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de agosto de 2001