La música clásica no siempre responde a los acordes a los que el oído occidental está acostumbrado. El Festival Internacional de Músicas de Torroella de Montgrí presenta este fin de semana las melodías clásicas de otros puntos del planeta y la diversidad de estos sonidos tradicionales que los departamentos de mercadotecnia de las discográficas han unido bajo el sello de World Music. Prueba de esta riqueza es la actuación de Nahawa Doumbia, llegada desde Malí con el didadi, un ritmo de su región natal de Wassolou con el que los jóvenes bailan durante las celebraciones. El recital de Nahawa Doumbia (22.30 horas en la plaza de la Villa) constituye una oportunidad única de conocer la música tradicional africana, catalogada como Patrimonio de la Humanidad. La cantante ofrece una fusión de elementos africanos y tecnología moderna, aplicando ritmos funk y guitarras eléctricas sobre armonías tradicionales, aunque en Yankaw, su último disco, ha regresado a la esencia de los cantos de las mujeres de su tierra natal.
Igualmente rico es el folclor de los gitanos de la región india de Rajastán, que actúan mañana en el festival de Torroella (22.30) con música y danzas inspiradas en temas mitológicos y que se combinan con juegos malabares y actuación de faquires y encantadores de serpientes. Acudir a Torroella durante el fin de semana permite, más allá de la música, conocer e incentivar las relaciones entre los pueblos. La actuación gratuita esta tarde (19.00 en la plaza de la Muralla) de un grupo de massais llegados desde el sur de Kenia abrirá la tercera edición del Mercado del Mundo. Los más de 20 puestos abiertos para la ocasión ofrecen comida tradicional y artesanía de otros tantos países europeos, americanos, africanos y asiáticos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de agosto de 2001