Robert Korzeniowski, uno de los mejores marchadores de la historia, debería ganar hoy su segundo título mundial en los 50 kilómetros, un triunfo que añadir a sus tres oros olímpicos: uno en Atlanta 96 y dos (20 y 50) en Sydney 2000. Al lado del polaco, mito viviente a sus 33 años, los españoles se mostraron ayer disminuidos. Mikel Odriozola habló de control e inteligencia; Valentí Massana exhibió un muestrario de desgracias de todo tipo, y Jesús Ángel García Bragado, oro en el Campeonato del Mundo de Stuttgart 93 y plata en el de Atenas 97, se disculpó y dijo que no habla antes de la competición.
Odriozola, discreto donostiarra de 28 años, entrenado por Josep Marín, explicó que saldrá mirando el pulsómetro, controlando no pasarse de las 150-160 pulsaciones por minuto en los primeros 35 kilómetros para poderse lanzar a partir de los 40 a las 180: 'Marín me ha dicho que haga mi carrera, que no me encienda'. Puede ser la baza secreta.
'García Bragado está para medalla. Es el que tiene que dar el do de pecho', puntualiza Massana, con un oro y una plata mundiales (20 kilómetros) y un bronce olímpico; 'yo estoy con el cuerpo fatal'. Y relata: 'Estoy griposo. Me he abonado a la vitamina C intravenosa. Es la última pupa del año. En enero tuve un esguince de tobillo de grado tres, casi una rotura. En febrero, molestias en los isquiotibiales y una bursitis en el trocánter. Luego, un esguince en el mismo tobillo, de grado uno, y dos viriasis. Y para colmo, me he pateado Edmonton buscando Red Bull, que me gusta beberlo en el kilómetro 30, y no lo he hallado. Tendré que tomar café si la cosa va mal'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de agosto de 2001