A cada charla de los aficionados barcelonistas de pretemporada, y junto a los comentarios sobre Rivaldo, Saviola o Kluivert, se le añade una última pregunta: "¡Tú! Y Guardiola ¿dónde jugará el próximo curso?". Una demanda que, de momento, no tiene respuesta. La prensa italiana especulaba ayer con que el ex capitán del Barcelona, de 30 años, fichará por el Juventus por una campaña a cambio de 2,3 millones de euros (unos 380 millones de pesetas).
La Juve no confirmó ni desmintió la noticia porque no tiene por costumbre atender al mercadeo, como bien se pudo constatar en el traspaso de Zinedine Zidane al Real Madrid, del que no se dio por enterado hasta que se firmó la operación. El agente del jugador, Josep Maria Orobitg, es más explícito: "No tengo constancia de la oferta. Hace tres semanas recibí una llamada de Lucciano Moggi [director general del Juventus] para hacerme saber que Guardiola no entra en el nuevo proyecto del club".
El futbolista, mientras tanto, guarda silencio, apartado del ruido, de vacaciones aún, ahora en L'Empordà, donde combina las prácticas del golf con sesiones de preparación física individualizada. Ajeno, al menos públicamente, a cuanto se dice o se escribe sobre él.
Hubo un tiempo, en junio, en que el fichaje de Guardiola por el Juventus parecía bien encaminado. Tanto, que otros clubes -italianos, griegos, franceses e ingleses- que pretendían competir por incorporarle acabaron desistiendo y se retiraron de la puja. El medio centro siempre tuvo una especial estima por la Vecchia Signora. De pequeño, en su habitación de Santpedor (Bages), exhibía una foto de Michel Platini con la camiseta bianconera que le regaló su padre, Valentí, y es de sobra conocida su admiración por Zinedine Zidane, con quien intercambió la zamarra en el partido Francia-España del Europeo 2000 disputado en Brujas.
Pero la Juve se agitó de mala manera a final de temporada, tras perder el título frente al Roma, y cambió de planes: regresó Lippi, se fue Zidane, fichó a Nedved y Maresca y se desentendió más o menos de su compromiso con Guardiola. Así que la historia de amor entre el jugador y el club de Turín pareció acabar en desencuentro hasta que ayer la prensa italiana la reeditó.
Italia o Inglaterra
A Guardiola le gustaría jugar seguramente en el calcio, en un club competitivo, para dentro de un par de años disputar la Premier League. Pero podría darse el caso también de que recalara antes en Inglaterra que en Italia. Ya ha recibido ofertas de varios clubes, aunque no del Manchester United, su otro equipo preferido en el fútbol continental. También el Arsenal está merodeando. Y se dijo que el Liverpool no descartaba contratar al ex azulgrana, que ya cobró el finiquito del Barça.
Ni la Liga italiana ni la inglesa han empezado, de manera que Guardiola dispone aún de cierto tiempo para elegir. La ronda previa de la Liga de Campeones, iniciada el pasado miércoles, ha puesto además al descubierto las carencias de equipos notables como el Parma y el Lazio. Puede que se vean apurados y pregunten por el ex capitán que dejó el Barcelona cumplido su contrato y una vez firmado el finiquito.
Ahora se trata de meterse en el mercado y decidirse por el club en el que Guardiola cree que, por encima del contrato -duración y cuantía económica-, estará más a gusto. Aunque parezca un contrasentido, no tiene prisa. Pep Guardiola siempre dominó el juego. Si no es la Juve, puede ser cualquiera. Es cuestión simplemente de aguardar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de agosto de 2001