Nos quejamos de encontrarnos en una sociedad agresiva donde es difícil ver una sonrisa en el intercambio cotidiano. Merece la pena, pues, destacar aquellos lugares donde nuestro espíritu encuentra la calma de unas palabras agradables.
Como guía turístico, visito con cierta frecuencia el Museo Nacional de Arte Reina Sofía. Quiero destacar la amabilidad que he encontrado en el trato con su personal, especialmente el del departamento de guardarropa. ¿Es tan difícil crear un ambiente más agradable de convivencia cotidiana? Animo a todos a poner su granito de arena.- Carlos Antonio Figueroa Lillo. Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de agosto de 2001