Fueron los clientes habituales de la caja los que llamaron a la policía al ver las puertas cerradas a las nueve de la mañana. En el interior, una mujer armada no dejaba muchas dudas sobre lo que estaba sucediendo, tan sólo engañaba: era un hombre travestido, maquillado y con peluca. Tras tomar diez rehenes, permaneció atrincherado en el interior de la sucursal bancaria durante cuatro horas mientras, en los alrededores, se organizaba impresionante dispositivo policial y los medios de comunicación franceses transmitían al minuto lo que ocurría.
Antes de abandonar la sucursal, sin que al cierre de esta edición hayan llegado testimonios que describan lo que ocurrió dentro del banco, el atracador mató al director de la sucursal de la Caisse d'Epargne del centro comercial Les Trois Fontaines y a uno de los trabajadores. Otros dos rehenes resultaron heridos.
Varios disparos
Poco antes de las dos de la tarde, protegido por dos de los rehenes, el atracador, todavía vestido de mujer, abandonó la surcusal y alcanzó andando una arteria próxima para conseguir un coche. El conductor del más cercano recibió varios disparos antes de que el atracador desapareciera a toda velocidad, ahora solo, al volante del vehículo. Minutos antes, nada más salir por la puerta, el intercambio de disparos con la policía dejaba otras dos personas heridas de bala entre los testigos de la escena.
"Las fuerzas del orden no pudieron intervenir dado el peligro de que algún rehén resultase herido", señaló un mando policial, que no pudo precisar si el atracador habían conseguido llevarse dinero de la sucursal.
La tercera víctima mortal tuvo la mala suerte de cruzarse con el criminal justo cuando éste decidió cambiar de coche. En un aparcamiento cercano al robo, el hombre se negó a entregar su vehículo al atracador, que le respondió con un disparo mortal y siguió su escapada en el primer coche.
"Todas las fuerzas disponibles han sido movilizadas para encontrar al responsable de estas muertes y ponerlo en manos de la justicia", declaraba el Ministerio del Interior en un comunicado a media tarde, cuando la policía llevaba horas batiendo todo el barrio de Cergy, un gran pulmón verde a unos 20 kilómetros al noroeste de la capital francesa donde van a pasar la tarde miles de personas los fines de semana.
Es un episodio más de violencia urbana, que se está convirtiendo en una de las principales cuestiones políticas en Francia, especialmente en las zonas suburbanas de París.
Hasta el punto de que la preocupación ciudadana convirtió el tema de la seguridad en las grandes ciudades en uno de los principales debates en las últimas elecciones. Según datos del pasado febrero, la delincuencia en los alrededores de París ha crecido un 50% en apenas un año. El 1 de agosto, la prefectura de París publicó que en el primer semestre de 2001 la cifra había aumentado un 7,2% más.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de agosto de 2001