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La policía rusa 'desaloja' una ciudad al paso de Kim Jong-il

La gran marcha del líder norcoreano Kim Jong-il continúa por las extensiones de Rusia, ahora ya, afortunadamente para los afectados por el despliegue de seguridad que ha exigido, de regreso a su patria.

Kim -que tiene terror a los aviones y por ello ha recorrido en tren el camino hasta Moscú, una fobia heredada de su padre, el fundador de Corea del Norte- se encontraba ayer nuevamente en Novosibirsk. Pero esta vez el timonel del pueblo norcoreano se dignó a visitar la ciudad -a la ida ni siquiera se bajó de su vagón blindado para pasear por el andén-, donde tuvo una agenda muy apretada.

Inspeccionó el Instituto de Física Nuclear, uno de los principales centros atómicos de Rusia, y la fábrica de aviones Chkálov, que produce cazabombarderos Su-24. Después de escuchar atentamente las explicaciones que le dieron sobre esos aparatos y sobre los aviones civiles An-38, que también fabrica la Chkálov, Kim se fotografió con los pilotos de prueba.

Los rusos volvieron a vivir la pesadilla de las desproporcionadas medidas de seguridad -mayores que cuando viaja el presidente Vladímir Putin- que despliegan los servicios secretos para proteger a Kim.

La policía, el viernes recomendó a los habitantes de Novosibirsk que se fueran el fin de semana a sus huertos en los alrededores de la ciudad y que no volvieran hasta el domingo, cuando Kim ya se hubiera ido. Además, pidió a los que vivían en las cercanías de la Casa de los Científicos, donde al dictador de Corea del Norte se le ofreció un almuerzo, que no se asomaran a las ventanas y mejor aún si cerraban los postigos.

La gran sorpresa la dio Kim cuando anunció que deseaba ver el metro de Novosibirsk. Venciendo su otra fobia -el miedo a adquirir una infección-, el líder norcoreano descendió a la estación Plaza Lenin y saludó en perfecto ruso a los pasajeros que salían de los vagones. Hoy en la mañana el largo tren blindado de Kim continuará su periplo de regreso en dirección a Krasnoyarsk, la próxima parada.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de agosto de 2001