Rafa Benítez se consagró anoche a la cantera del Valencia para obtener el Trofeo de la Cerámica con un solitario gol de Nico, jugador del filial. Tanto Villarreal como Valencia se presentaron anoche en el El Madrigal más motivados que en sus citas previas con el Castellón, al que ambos conjuntos superaron en el torneo. Ayer estaba en juego la pequeña rivalidad que se va gestando entre los dos equipos valencianos y el triunfo en el torneo. Al Valencia le bastaba un empate y eso gestó durante la primera parte, en la que el dominio fue para el Villarreal pese a que las mejores ocasiones fueron suyas.
Sobre todo un disparo impresionante de Enguix desde fuera del área que sólo el larguero consiguió repeler. Fue el mejor detalle de Enguix, que formó pareja en el centro del campo con Albelda, a cuyo compás no desentonó. Tampoco lo hicieron mal los otros jóvenes del filial a los que Benítez dio una oportunidad: Navarro, Garrido, Nico y Albiol. Una buena hornada de jugadores a los que el técnico madrileño ve con buenos ojos, y que le dieron el torneo, con un gol en el minuto 90.
A la fiesta de los jugadores del filial se unieron otros dos jóvenes, éstos ya consolidados, como Fabio Aurelio y Vicente. Ambos profundizaron por la banda izquierda incisivamente, sobre todo el valenciano, que sigue progresando a pasos de adulto. El Villarreal no se quedó tampoco a la zaga. Si de cantera se trata, el equipo de Víctor Muñoz puede presumir también de serios valores, como Calleja, Escoda o Jorge López. Entre todos destacaba, no obstante, un ilustre veterano, Amor, que a sus 33 años continúa impartiendo criterio en el centro del campo.
El Valencia afrontó el partido como si de una lección de teoría futbolística se tratara. Si en el encuentro contra el Castellón Benítez dio orden de explotar los balones largos a Salva, ayer fue la presión defensiva la que se sometía a examen. El conjunto valencianista estuvo encima de su rival, pero el Villarreal, fiel a la escuela de Muñoz, tocó con ligereza. El choque, pues, resultó movido, vivo. A ello ayudó un Villarreal bien replegado y que se estiraba con celeridad. Balones a las bandas y basculación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de agosto de 2001