Eslavos y albaneses sellan un acuerdo para evitar la quinta guerra balcánica

Un capitán de la guerrilla llamado Shpati declaró a la agencia France Presse: "La firma del acuerdo supone una victoria sobre las fuerzas de represión macedonia. Es el resultado de la presión de la comunidad internacional". "Vamos a respetar el alto el fuego, con la condición de que las fuerzas macedonias lo respeten también", añadió.

El acuerdo prevé mejoras para la minoría albanesa en el uso de su lengua, mayor representación en la policía, reformas en la educación y modificaciones de la Constitución, que exigen una aprobación en el Parlamento por una mayoría de dos tercios y un complicado proceso de ratificación. Los guerrilleros del ELN no han participado en el acuerdo, pero han mantenido negociaciones con la OTAN para lograr un alto el fuego.

La Alianza Atlántica hace depender el envío de 3.500 efectivos a Macedonia al cumplimiento de tres condiciones: la firma del acuerdo, un alto el fuego perdurable y la conformidad de las partes enfrentadas, expresada en un plan de desarme y de cumplimiento paralelo del acuerdo de paz. La guerrilla tendrá que deponer las armas de forma voluntaria para que la OTAN acepte cumplir la misión.

Pero no puede decirse que Macedonia marche ya al paso alegre de la paz. Las heridas abiertas entre las dos comunidades son profundas y los enfrentamientos más violentos se produjeron este domingo. Incluso ayer, poco antes de la rúbrica del pacto, hubo ataques de la guerrilla en Ribnica, al oeste del país, y en Popova Sapka y Vratnica, cerca de Tetovo y junto a la frontera con Kosovo. Del centenar de muertos que ha causado el medio año de conflicto, la mayoría cayeron en estos últimos días.

Un detalle revelador de lo precario de la situación es la forma casi clandestina en que se firmó el acuerdo, en la residencia del presidente Trajkovski y sin apenas presencia de medios de comunicación. Los periodistas esperaron a una conferencia de prensa de Robertson, Solana y los mediadores en la negociación de EE UU y la UE durante casi tres horas, indicio de que hasta el último momento se prolongó el tira y afloja.

Parece que el motivo de la discusión fue la espinosa cuestión de la amnistía para los guerrilleros. Solana declaró a periodistas españoles que existe un acuerdo sobre la amnistía, aunque no sabe cuándo lo anunciará Trajkovski, y que el pacto prevé la persecución sólo de aquellos crímenes que entren en la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional de La Haya para la antigua Yugoslavia (TPIY).

El Gobierno de Macedonia está dividido entre halcones ultranacionalistas, partidarios de "liquidar a los terroristas", y palomas nacionalistas, deseosos de mantener una buena relación con Europa, la OTAN y EE UU, así que tendrá muchas dificultades para presentar a la opinión pública una amnistía en el momento en que han muerto más militares y policías por ataques del ELN.

Por parte de los alzados, queda la interrogante de si entregarán las armas o se limitarán, tal como ocurrió en Kosovo, a deshacerse de chatarra vieja y guardar el armamento moderno. También surge la duda de la homogeneidad de la guerrilla. Hace unos días, el ELN declaró que no era autor de la emboscada en la que murieron 10 militares macedonios. El llamado Ejército Nacional Albanés (ENA) se atribuyó la acción y condenó al ELN por colaborar con los "traidores" de los partidos parlamentarios albaneses y someter a sus compatiotas al "yugo eslavo macedonio".

Solana quitó importancia a este grupo y se mostró convencido de que, a pesar de todo, "las piezas del rompecabezas encajarán". Como él, numerosos Gobiernos occidentales, entre ellos el de EE UU, y fuerzas políticas macedonias y kosovares se felicitaron por el acuerdo, si bien abundaban la precaución y los llamamientos a afianzar su contenido sobre el terreno, aún humeante por los combates.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de agosto de 2001