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La encrucijada de Alfonso

El jugador duda qué hacer con su futuro mientras el Barça y el Atlético lo negocian

El Barcelona no quiere a Alfonso, al que ya le ha perdido toda esperanza. El Atlético, su entrenador, Luis Aragonés, sí. Y a toda costa. El club azulgrana no quiere regalar a cualquier precio una inversión que le costó hace tan sólo un año 1.300 millones de pesetas. La entidad rojiblanca no está para excesos de tesorería. Alfonso anda convencido de poder recuperar en el Barça el fútbol que un día tuvo. Pero trabajar de nuevo a las órdenes de Luis Aragonés, un entrenador que le sacó hasta la última gota de rendimiento en el Betis, es una tentación. Pero jugar en Segunda le suena casi a una ofensa. Pero Luis insiste, y casi plantea el fichaje como algo imprescindible. Enredo. La encrucijada de Alfonso, que vive los días más duros de su carrera, con el prestigio severamente dañado, 28 años y el físico lleno de interrogantes.

No, el Barcelona no ha sido un destino fácil para Alfonso. Llegó hace tan sólo un año como uno de los ganchos electorales de Joan Gaspart en su viaje hacia la presidencia. Pero pronto cambió las luces de su ceremonia de presentación por la oscuridad del banquillo, cuando no de la grada. Apenas 17 encuentros de Liga (sólo cuatro como titular), apenas dos goles, apenas rastro de los regates y el juego vertiginoso que un día le caracterizó. Un simple elemento decorativo para Serra Ferrer, también Rexach acabó por perderle la fe. Demasiado sueldo, 500 millones al año, para tan poca productividad. Alfonso ha vuelto a utilizar sus botas blancas talismán en lugar de las doradas, pero la suerte no le vuelve. Por perder en el Barça, ya ha perdido hasta el dorsal. El siete lo luce ahora Saviola. Alfonso tiene las maletas hechas y muchas dudas en la cabeza.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de agosto de 2001