Emilio Botín asumió ayer en solitario todos los poderes en el BSCH, el mayor banco español, tras la renuncia del otro copresidente, José María Amusátegui, siete meses antes de lo acordado cuando se cerró la fusión del Santander y el Central Hispano, en enero de 1999. Para sellar la renuncia de Amusátegui, el BSCH celebró ayer un consejo extraordinario en Madrid, con el que trata de cerrar definitivamente la crisis que ha vivido desde mayo pasado, un periodo en el que el enfrentamiento entre Botín y Amusátegui desató la tensión en el seno de la entidad.
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El consejo agradeció, en un comunicado, "la extraordinaria labor y aportación profesional" de Amusátegui y le nombró presidente de honor del banco, un cargo desprovisto de poderes ejecutivos. En la reunión también se aprobó la salida de Santiago Foncillas, vicepresidente cuarto, con lo que, a partir de hoy, 14 miembros del consejo de administración del BSCH proceden del antiguo Santander y sólo 11 del BCH (la relación antes era de 14 del Santander por 13 del BCH).
Según los estatutos, le hubiese correspondido a Ángel Corcóstegui, consejero delegado, nombrar a dos nuevos consejeros para cubrir estos dos huecos en el consejo, probablemente con directivos provenientes del BCH.
Pero se ha renunciado a ello, "de acuerdo con el objetivo de ir reduciendo el número de miembros del consejo", según el comunicado oficial. Fuentes del banco añadieron que con este gesto, la entidad trata de transmitir la idea de que la división en dos familias enfrentadas dentro del banco no se va a perpetuar indefinidamente, y que esa etapa se da por finalizada. De hecho, los ejecutivos procedentes del BCH alegaron, durante la última crisis, que se estaba cuestionando el poder de Ángel Corcóstegui.
Nueva etapa
El BSCH intentará iniciar, a partir de hoy, una nueva etapa como banco fusionado. La renuncia de Amusátegui pone fin a la época de la copresidencia, que teóricamente debía durar hasta marzo próximo, pero que los enfrentamientos vividos en los últimos meses han hecho que sea inviable.
El cese fulminante de Luis Abril, director general responsable de comunicación, en el consejo de julio pasado, fue la espoleta que hizo estallar la crisis al máximo nivel. Este ejecutivo, considerado muy cercano a Amusátegui y Corcóstegui, abandonó su puesto después de que Botín advirtiera de que ya no contaba con su confianza.
El día 2 de agosto, en una reunión con grandes clientes celebrada en Santander, Botín reconoció indirectamente la alarmante situación que estaba viviendo el banco, aunque calificó de "lógicas" la discrepancias entre los ejecutivos. También se comprometió a superar la situación y anteponer los intereses de la entidad a los personales. En esta reunión, Botín alabó la labor de Ángel Corcóstegui, en un gesto que se consideró como de reforzamiento en su puesto del consejero delegado.
De hecho, Botín y Corcóstegui son los que han estado hablando estas semanas y han logrado acercar las posiciones de ambos bandos, según las fuentes consultadas.
Con estos antecedentes, el consejo de la entidad se reunió ayer con un único punto en el orden del día: la renuncia de Amusátegui y de Foncillas. Pasada la una de la tarde, comenzó la reunión con el discurso de Amusátegui, en el que justificó su marcha por la decisión que había tomado el consejo, en junio pasado, que estableció un nuevo organigrama directivo bajo el mando de Ángel Corcóstegui, así como una comisión directiva de 17 miembros. Amusátegui explicó al consejo que, tras esta situación, ya era innecesario continuar con el periodo de copresidencia, por lo que él se retiraba para dejar paso a una nueva entidad unificada bajo el mando de Botín y Corcóstegui.
El ex copresidente alabó al equipo ejecutivo, destacando el papel del consejero delegado, así como el de Francisco Luzón, responsable de América Latina, y el de Alfredo Sáenz, presidente de Banesto, según fuentes cercanas al consejo. Emilio Botín también tuvo unas palabras de elogio a la labor y a la generosidad de Amusátegui por abandonar su cargo antes de lo estipulado.
Corcóstegui tuvo un discurso emocionado hacia Amusátegui, en el que recordó su papel desde la fusión del Banco Central con el Hispano, así como toda su trayectoria en el BSCH en los casi tres últimos años, según las fuentes consultadas.
Gonzalo Hinojosa, presidente de Cortefiel y consejero procedente del BCH, también tomó la palabra para hablar del papel que ha tenido Amusátegui en la entidad fusionada. En un sentido similar intervino Alberto Salazar Simpson, consejero independiente que ha mediado en la crisis. Este consejero hizo hincapié en la necesidad de aunar esfuerzos para trabajar todos unidos, tanto en el consejo como en la comisión directiva.
La salida de Foncillas
Santiago Foncillas presentó su renuncia alegando que no tenía sentido continuar en su puesto dos meses más, una vez anunciada la marcha adelantada de Amusátegui. Foncillas, que seguirá como presidente de Dragados, debía renunciar a su cargo en octubre próximo por alcanzar la edad límite para ese puesto. Según ejecutivos del banco, la marcha de este vicepresidente es una de las condiciones que ha impuesto Amusátegui para renunciar a su cargo. Un portavoz oficial negó ayer que Amusátegui haya recibido una importante cantidad de dinero por abandonar anticipadamente su salida del banco.
Emilio Botín continuará como presidente ejecutivo, por lo que despachará con los directores generales y otros empleados cuando lo considere oportuno, tal y como ha venido haciendo hasta ahora. Ya sin la presencia de Amusátegui, la clave del futuro será ahora la relación que establezcan Botín y Corcóstegui, motivo de fricción en el pasado, ya que, según varios ejecutivos, el papel de ambos debe estar coordinado para no solaparse en sus actuaciones.
Las primeras reacciones en producirse fueron las sindicales. CC OO consideró "positiva" la renuncia de Amusátegui, porque "cierra una crisis y termina la etapa de interinidad" de la cúpula del banco, según aseguró a Efe la secretaria general de la Federación de Servicios Financieros de CC OO (COMFIA), María Jesús Paredes.
Opinión totalmente contraria mantiene el sindicato UGT, que está convencido de que la salida de Amusátegui irá seguida de la de Corcóstegui, según dijo el secretario general de la Federación de Servicios de UGT, Juan Sánchez.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de agosto de 2001