Cuando hace cuatro o cinco años escuchaba en boca de los políticos de la derecha de nuestro país predicar la buena nueva de la 'regeneración' democrática, de la 'segunda transición', de un nuevo estilo de gobernar y otras perlas por el estilo, no les di crédito ni por un momento. Algunos de mis amigos sonreían y hacían comentarios jocosos, seguramente pensando que mi pasado contestatario y engagé, del que ellos hacía tiempo habían oportunamente abjurado, me ofuscaba el entendimiento y contribuía a mantener activo el rescoldo de inmaduros impulsos antisistema.
Ahora me río y disfruto mucho viendo la cara que se les ha quedado escuchando las noticias, leyendo los periódicos y viendo la información televisiva. Y lo que les queda...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de agosto de 2001