El correaigua de Manresa, el popular pasacalle de agua, harina y confeti con el que la ciudad da comienzo a su fiesta mayor, estrenó ayer nuevo protagonista: los huevos. Los organizadores quisieron sorprender a los participantes con una lluvia de 2.500 huevos que se lanzaron sin cáscara y con la ayuda de cucharones. Sin embargo, ésta no fue la única novedad de la tarde ya que en la plaza Mayor, el punto del recorrido donde hay instalados más obstáculos, se habilitó una balsa con arena de playa que, una vez mezclada con el agua vertida, se convirtió en un pantanal por el que los seguidores debían pasar. Todo un festival que contó con la participación de miles de personas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de agosto de 2001