Una penetración, un cambio de ritmo endiablado, un tiro inverosímil. Si no logra anotar provoca la falta: 18 tiros libres lanzó ayer, con tan sólo un error.
Javier Imbroda insistió en su quinteto inicial, con la defensa como tarea esencial. En ella, Angulo es el principal argumento. Trata de hacer la vida imposible al base rival, le obliga a ataques confusos, malos pases y tiros precipitados. Ayer, su presión sobre Sciarra, sacado de quicio, permitió a la selección rentabilizar el desconcierto rival con buenos contraataques y el entendimiento entre el poste alto y bajo: Gasol y Reyes. Ésas son las virtudes del quinteto, su defecto, la peligrosa falta de tiro exterior. No hay ningún tirador entre los titulares y entre los convocados, tan sólo Vázquez, que apenas juega. La selección disimuló bien esa carencia y finalizó el primer cuarto con ventaja (30-21).
ESPAÑA 98| FRANCIA 91
España (30+22+23+23): Gasol (18), Lucio Angulo (5), Paraíso (18), Raúl López y Alfonso Reyes (14); Kornegay (2), Navarro (26), Rodríguez (4), Jiménez (2) y Carbajosa (9). Francia (21+25+32+13): Sciarra (9), Foirest (11), Risacher (19), Julián (4) y Palmer (12); Parker (19), Digbeu (1), Dioumassi (3), Evtimov (0), Bilba (3) y Weis (10). II Memorial Antonio Díaz Miguel. 4.000 espectadores en el Ciudad de Algeciras. Campeón, España; 2ª, Israel y 3ª, Francia.
El seleccionador francés Alain Weisz contestó situando en cancha a dos bases y colocando al gigante de Unicaja, Frederic Weis, sobre Alfonso Reyes, y el partido se igualó. España estuvo nueve ataques consecutivos sin anotar. Encontraba buenas posiciones de tiro, pero prefería dar un pase de más en busca de una canasta fácil que nunca resultó tal. Raúl López siguió perdido y su recambio, Nacho Rodríguez, acusó la falta de minutos en el Barcelona. Imbroda buscó soluciones y utilizó a Gasol como alero, pero la prueba no dio buenos resultados. Y sólo las irrupciones de Navarro mantenían el pulso.
Hasta que al final Francia tomó el mando. Gasol, algo espeso a pesar de sus 20 puntos, se fue al banquillo, y los franceses tomaron siete puntos de ventaja. Pero apareció de nuevo Navarro. Con un triple empató el partido a 71 y siguió logrando puntos desde la línea de personal. Además, por fin se sintió acompañado: una meritoria canasta de Nacho Rodríguez y un triple de Paraíso encarrilaron la tercera victoria de la selección española de la nueva era Imbroda.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de agosto de 2001