Hace dos meses, cuando se produjo el robo de un cuadro de Marc Chagall de las paredes del Museo Judío de Nueva York, las autoridades estaban confundidas. La ausencia del lienzo se detectó al día siguiente de que el museo diera una recepción a la que asistieron más de dos centenares de potenciales testigos, y desapareció sin que quedaran más huellas que un pequeño destornillador de metal abandonado en la alfombra.
Ahora, las autoridades dicen que hay una pista igualmente confusa. El museo recibió una carta en junio de alguien que aseguraba estar implicado en el robo y que planteaba una exigencia fuera del alcance de conservadores y responsables de exhibiciones.El anónimo comunicante no busca dinero ni fama, sino algo bastante más escurridizo: la pintura no será devuelta hasta que se alcance la paz entre israelíes y palestinos. Así lo han relatado las autoridades y un funcionario del museo.
El incidente se presenta como un extraño caso de una pieza de arte robada en apariencia por razones políticas. La última vez que ocurrió algo parecido, según un expertó en arte, fue el robo en 1994 de El grito, de Edvard Munch. El cuadro fue brevemente rehén de las exigencias de los oponentes al aborto en Noruega. En aquella ocasión, la pintura fue recuperada y las autoridades dijeron que las demandas habían sido presentadas por alguien que en realidad no la había robado.
En el caso del Chagall, la carta al Museo Judío fue matasellada en el Bronx, un barrio de Nueva York, el 12 de junio y estaba firmada por una organización de la que ni el FBI ni la policía habían oído hablar con anterioridad: el Comité Internacional para el Arte y la Paz.
Las autoridades no tienen otras pruebas de la existencia del grupo. El cuadro, Estudio para Over Vitebsk, valorado en un millón de dólares (cerca de 200 millones de pesetas), fue prestado al museo por un coleccionista privado ruso. Aunque no existe la certeza de que el robo estuviera impulsado por motivos políticos, las autoridades confían en que la carta no sea un engaño. La misiva también contenía información sobre la obra que sólo podría venir de alquien que tenga en su haber el óleo de 1914, en el que se muestra a un hombre flotando sobre un pueblo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de agosto de 2001