En EL PAÍS del pasado martes 21 de agosto, el delegado del Gobierno para la Extranjería, Enrique Fernández-Miranda, se lamenta de que la situación actual (masiva inmigración ilegal) no es sino consecuencia de la anterior Ley de Extranjería. Llueve sobre mojado, señor Fernández-Miranda, pues la anterior ley fue también la de 'su' partido, hasta que en el último momento ustedes rompieron la baraja del consenso y se echaron atrás.
Sin embargo, esto es más un aspecto anecdótico que relevante. Lo importante es que hay un problema (los inmigrantes van a seguir intentando, legal o ilegalmente, cruzar nuestras fronteras) y hay que solucionarlo del mejor modo posible. ¿No va siendo hora, pues, de dejar de echar la culpa de lo mal que están las cosas a la ley anterior y ponerse a buscar soluciones?
¿Se le ha ocurrido establecer contactos con el Gobierno italiano, donde también nos desayunamos un día sí y otro también con las llegadas de inmigrantes ilegales a las costas?
Quizá así puedan entre todos convencer a Bruselas de que el problema de la inmigración ilegal es serio y que, más que por cerrar a cal y canto nuestras fronteras, la solución pasa por mejorar las economías de esos países.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 27 de agosto de 2001