Si el volumen negociado en el mercado puede considerarse como un indicador de la confianza de los inversores, esta última sesión ha dejado bien claro que el futuro sigue siendo muy incierto. La contratación en el Mercado Continuo cayó al nivel más bajo de este año, con 110.351 millones de pesetas, 663,22 millones de euros.
Para algunos observadores, la festividad del mercado londinense, a través del que se canalizan la mayoría de las operaciones de inversores extranjeros, está directamente relacionada con este descenso del volumen, pero la inversión autóctona tampoco puso mucho empeño en cambiar las cosas.
Los discretos avances de los primeros compases de esta sesión se quedaron en nada ante una apertura irregular en Wall Street y el mercado Nasdaq, en donde los inversores optaron por retirar los beneficios obtenidos la semana anterior. El juego a corto es el que continúa imponiéndose en todas las bolsas y esto sí que es un claro indicio de desconfianza.
El único dato económico de esta sesión se publicó en Estados Unidos y mostraba un descenso del 3% en la venta de viviendas usadas en el mes de julio. Esta cifra viene a confirmar el irregular comportamiento de los consumidores estadounidenses en los últimos meses y las dificultades para utilizarlo como referencia.
Al cierre, la Bolsa de Madrid cedió el 0,26% y el Ibex 35 un 0,29%, diferencias que, junto con el volumen negociado, ofrecen una imagen poco atractiva del mercado, justo cuando faltan cuatro sesiones para encarar la última, y definitiva, parte de este ejercicio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de agosto de 2001