Siempre había creído que lo lógico es comenzar las cosas por 'el principio' y acabarlas por 'el final'. Así es como he estado leyendo siempre su/mi periódico hasta el pasado mes. Pero desde agosto lo hago al revés, porque he descubierto gratamente que lo más importante no tiene por qué estar necesariamente en la primera página, sino en la última. ¿Será por la falta de noticias relevantes estivales o, mejor, por la irónica y ácida pluma del magistral Juan José Millás, que ensombrece y casi anula la mayor parte de las portadas con sus aburridas serpientes veraniegas en la prensa?
Aunque siempre nos quedará el J. J. Millás dominical más una columna semanal, no deja de producirme cierta tristeza la llegada de septiembre por perder este placer que ELPAÍS nos ha regalado, y sin necesidad de fichas y fascículos coleccionables.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de agosto de 2001