La Policía Municipal de Bilbao no tuvo ayer necesidad de desalojar, como tenía previsto, a las familias de rumanos que se habían instalado bajo la Basílica de Begoña. Los inmigrantes abandonaron por iniciativa propia el lugar tras las diversas advertencias, la última el pasado miércoles, de los agentes locales de que debían marcharse de la zona. Ayer por la mañana, cuando una patrulla de la guardia urbana se presentó en el lugar para practicar el desalojo, comprobó que ya no estaban.
Las reiteradas peticiones policiales se apoyaban en la imposibilidad de prohibición de mendigar en un lugar público. Sin embargo, no consta que lo hicieran y la policía no recibió quejas sobre posibles conflictos provocados por los inmigrantes.
La presencia de los extranjeros se descubrió coincidiendo con el comienzo de la Aste Nagusia. Desde entonces, ocho furgonetas que servían de vivienda para adultos, niños y algún anciano, permanecieron estacionadas bajo la Basílica. En esas mismas fechas, la Policía Municipal localizó un vehículo de características similares junto al Parque de Doña Casilda. Posteriormente, comprobó que una menor ejercía la mendicidad en compañía de una niña pequeña.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de agosto de 2001