La apuesta industrial de la alianza Solvay-Atofina repercute de manera muy positiva sobre el sector químico catalán en su conjunto. El 60% de la química básica española se concentra ahora en Cataluña. En este sector, las tradicionales instalaciones petroquímicas han ido desapareciendo y siendo sustituidas por otras plantas destinadas a la producción de plásticos o fibras químicas, gracias a la reconversión de algunos grandes grupos como la misma Solvay. Por su parte, el socio de esta empresa, la francesa Atofina, participada por el grupo Total-Elf, constituye un buen ejemplo de la misma transformación experimentada en el sector. Empezó siendo una simple participada de un grande de la petroquímica y ahora ha pasado a convertirse en uno de los motores europeos de la química básica. Sólo en España, Atofina posee 21 sociedades y tiene una plantilla de 3.800 trabajadores.
El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en la inauguración de las nuevas instalaciones de Martorell, destacó ayer la importancia del sector químico para la industria catalana y se mostró optimista sobre la marcha de la economía en esta comunidad, 'lo cual nos permite abordar el futuro con optimismo'. Pujol acudió al acto de inauguración acompañado por el consejero de Industria, Antoni Subirà; el presidente del Consejo de Administración de Solvay, Alois Michielsen, y el presidente de Atofina, François Cornelis. Por su parte, el alcalde de Martorell, Salvador Esteve, señaló: 'El desarrollo industrial de la ciudad ha sido posible gracias a Solvay'.
Las nuevas instalaciones químicas del complejo Solvay-Atofina y la cuenca metalúrgica formada por las empresas auxiliares del automóvil y por la factoría de cabecera de Seat constituyen el moderno eje industrial situado en los alrededores de Martorell, donde las antiguas colonias textiles han pasado a ser simples testimonios arqueológicos del pasado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 1 de septiembre de 2001