Las bolsas se permitieron ayer un pequeño respiro después de la caída del jueves y para ello se apoyaron en los datos de la economía estadounidense y en la lectura que hicieron Wall Street y Nasdaq. Los datos de julio y agosto mejoraron ligeramente y algunas revisiones empeoraron las cifras iniciales, pero los bajos precios de muchos valores fueron suficiente aliciente para unos inversores que esperan cada día que la crisis económica toque fondo. Los inversores europeos también aprovecharon unos precios comparativamente atractivos y el hecho de que el próximo lunes es jornada festiva en Estados Unidos, el Día del Trabajo, para sacar a los mercados del bache.
A pesar de esta reacción, la Bolsa de Madrid cede el 2,45% en la semana y el 2,28% en el mes de agosto, mientras que para el Ibex 35 los recortes son del 2,57% y 1,87%, respectivamente.
Esta sesión se caracterizó, en el mercado español, por la gran desconfianza que desde los primeros minutos mostraban los inversores, todavía con la caída del jueves en Wall Street y el precedente, más reciente, del 2,06% que había perdido Tokio. Una de las preocupaciones de los habituales del mercado estaba en la posible reacción de los inversores que vuelven de vacaciones ante un mercado en el que el ambiente es más pesimista que a principios de mes, pero en el que las cotizaciones han aguantado, relativamente.
El euro volvió a mostrar algo de fuerza ante el dólar, pero apenas consiguió superar los 0,9160 dólares, 181,68 pesetas por dólar, a pesar del último empujón que le dio el BCE con el descenso de los tipos de interés.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 1 de septiembre de 2001