El descubrimiento de Vicente. La España futbolística vivwe ilusionada ante el descaro de este exterior zurdo de 20 años procedente de la cantera del Levante. El club valenciano de Segunda División cobra 10 millones del Valencia por cada internacionalidad absoluta que sume Vicente hasta alcanzar las 10. Tiene pinta de sobrepasarlas. Y por mucho. Impresionó el sábado pasado ante el Real y confirmó ayer las expectativas. Su regate es demoledor. "No puedo pedir más. Tengo los pies en el suelo y mantengo la cabeza fría", repite como un autómata. Se ha convertido en el jugador de moda. Un talento desbordante que Arsène Wenger, el técnico francés del Arsenal, trató de llevárselo a toda costa a Inglaterra.
Con la voz ronca y desgastada por la trascendencia del partido, José Antonio Camacho, de 46 años, ya advirtió ayer que no le gusta la comida japonesa, el país, junto a Corea, donde se celebra el Mundial el próximo mes de mayo. "Prefiero la española", dijo Camacho, que resumió el partido de la siguiente manera: "Ellos han metido a cinco que siempre los hemos visto jugar de centrales, y por eso nos ha costado mucho. Eso ya lo sabía yo", señaló. Respecto al papel de los dos hombres que llevaron la manija de España, Xavi y Valerón, el entrenador murciano explicó un problema de ubicación: "Han jugado un poco separados, pero, una vez se han juntado, también han chocado y han robado balones". Pese a los desajustes, Camacho dijo sentirse satisfecho con su equipo. "Lo que más me ha gustado es que le hemos dado sentido al fútbol hasta el último minuto".
No importa por qué momento atraviese en su club. Morientes es un valor seguro en la selección. Su porcentaje de goles en altísimo: suma 12 tantos en 14 partidos. El delantero manchego del Real Madrid, de 25 años, olvida con España los problemas que arrastra en el conjunto madrileño, donde ha vivido un calvario en los últimos meses, masacrado por las lesiones. Ayer marcó dos más y en el primero de ellos simuló acunar un bebé para celebrarlo, en alusión a su segunda hija, Lucía, nacida recientemente. "Tenía muy claro a quién le iba a dedicar este gol", dijo Fernando Morientes, que agregó: "Da gusto tener compañeros de este calibre. De este partido lo guardaré todo, el balón no porque se lo han llevado", declaró el delantero, eufórico, nada más concluir el encuentro.
Por fin España parece haber encontrado dos delanteros solventes. El deportivista Diego Tristán, también de 25 años, empezó de titular y marcó su segundo gol con la selección en tan sólo tres encuentros como internacional. "En la primera parte nos ha costado muchísimo porque ellos tenían a mucha gente por detrás del balón", explicó el delantero andaluz del Deportivo. "España nunca ha ganado nada. Tenemos que partir de ahí. Después ya veremos. Somos un equipo joven con mucha ilusión", añadió Tristán, mientras su compañero en el Deportivo, el canario Valerón, que fue capital en el triunfo de España, declaró: "Me faltaba regularidad, pero creo que estoy consiguiéndolo". Valerón dio dos pases de gol.
Al principio de la segunda parte, los gritos de Camacho retumbaron en la tribuna de Mestalla. Estaba preocupado el técnico murciano, pero no había motivo. Esa tribuna se puso las botas con las internadas repletas de regates de Vicente, que corría por ese lado que tanto conoce. La grada disfrutó especialmente con Vicente, despedido con el público puesto de pie cuando abandonó el terreno de juego (m. 84). Mestalla abroncó, en cambio, a Luis Enrique, no por nada, sino porque el público quería ver el debú de Albelda como internacional absoluto. Tampoco se estrenó el zaragocista José Ignacio. Camacho no adoptó ninguna decisión política y dejó estas concesiones para el partido del próximo miércoles en Liechtenstein, un mero trámite.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de septiembre de 2001