El 24 de agosto se publicaba en este diario el artículo Sexo de verano firmado por A. Muñoz. Más allá de la fallida dimensión lírica del escrito nos encontramos con una serie de sentencias que se mueven entre el desconocimiento más absoluto y el insulto gratuito y grosero. Desconocimiento de lo que es el mundo gay, incluso incluyendo bajo este paraguas la afectividad y la sexualidad reprimida y escondida que sufren muchos homosexuales, hombres y mujeres, en Valencia en particular y en nuestra sociedad en general. Insulto gratuito porque a la desgracia de la represión homosexual que propician bienpensantes personas e instituciones de esta sociedad nuestra el señor Muñoz asocia términos o situaciones como 'el hedor a orina (del zoo)', 'hombres fondones, bujarrones, marginados y acerbos', 'bujarrones patéticos', 'barriga prominente', 'minga pequeña o semimuerta', y finalmente una identidad entre emigrantes árabes y prostitución gay en los cines X que describe a los homosexuales reprimidos como monstruos que aprovechan la precariedad de los emigrantes para comprar sus favores sexuales.
La represión existe, los reprimidos también y por desgracia de aquello se deriva una sexualidad igualmente furtiva pero que no merece el insulto y la grosería. No es una ayuda encontrar elucubraciones pseudoliterarias como la de Muñoz que ofrecen una idea patética, indigna de lo que somos los homosexuales. Salvando su intención consideramos que el artículo es un argumento más para quien ejerce la discriminación y la represión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de septiembre de 2001