No creo ser el único que se ha tronchado de risa, a veces literalmente hasta las lágrimas, con las hilarantes imitaciones de columnistas que ha estado haciendo Sergi Pàmies en la sección 'A la manera de...', que por sí sola ya valía el precio del periódico en un mes tan soso como agosto. En un país con frecuencia solemne, pomposo y asfixiado por un excesivo sentido del ridículo, agradezco a Pàmies que haya abierto la ventana para que entrase un desmitificador soplo de aire fresco.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de septiembre de 2001